Cluster, una Iniciativa de la Cámara de Comercio de Bogotá Volver
Conoce nuestro Programa de Competitividad

"Estudiar cine o audiovisual, encontrar trabajo y no morir en el intento"

Hoy más que nunca se producen muchos contenidos audiovisuales, pero la industria nacional no atraviesa su mejor momento. El campo laboral es reducido para la gran cantidad de graduados que salen de carreras audiovisuales y difícilmente encuentran trabajo

Cuando decidí estudiar ciencia política en Colombia, hace más de dos décadas, la Universidad de Los Andes era la única que ofrecía esta carrera en el país. Después decidí estudiar cine y tampoco existían casi opciones. Terminé estudiando en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños de Cuba, un lugar privilegiado donde iban a estudiar unos pocos estudiantes de muchos países, pero principalmente latinoamericanos.

En ese tiempo, que yo recuerde, funcionaba la Escuela de Cine de la Universidad Nacional, el programa de cine y televisión de Unitec y algunas facultades de comunicación social que ofrecían cursos de formación audiovisual. De estas facultades, la perteneciente a la Universidad del Valle era quizá la mejor. De la del Valle salieron algunos de los directores, productores y técnicos más importantes del cine y la televisión en Colombia.

Al contrario de lo que ocurría en ese entonces, en la actualidad existe una sobreoferta de programas de ciencia política y de formación audiovisual. En el transcurso de las últimas dos décadas y con la Ley de cine de 2003, han surgido muchos programas de formación en cine y audiovisual en ciudades como Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Santa Marta, Medellín y Manizales, esto sin contar con las facultades de comunicación social. Solo Bogotá tiene más de una docena de centros de formación audiovisual. El problema es que el campo laboral es pequeño para tantos egresados, con el agravante de que muchos de ellos optan por la dirección, cuando existe un vacío en otras especialidades requeridas por la industria. Lo ideal sería que estos programas crecieran de forma ordenada, orgánica y que establecieran unos diferenciales atendiendo las necesidades del mercado.

El Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FCC) ofrece una buena cantidad de estímulos para la producción de cortometrajes y largometrajes de ficción, documental, animación y para los relatos regionales. Frente a los estímulos que ofrece el Ministerio de Cultura para las artes escénicas, plásticas o musicales, el FDC es un fondo excepcional y envidiable, pero insuficiente para los cientos de proyectos que se presentan a la convocatoria. Casi se ha vuelto una lotería ganarse un estímulo del fondo. El número de estímulos tampoco alcanzan para cubrir la demanda de empleo de profesionales, técnicos y recién graduados.

La ley de cine ofrece la posibilidad de acceder a estímulos tributarios, a empresas que quieran invertir o donar recursos económicos en películas nacionales. El problema es que, con los cambios en los hábitos de consumo de los espectadores, el cine nacional no tiene casi público que asista a las salas y por ende hace que esta industria difícilmente sea rentable económicamente. No se discute su importancia cultural y social, pero la actividad cinematográfica es costosa y requiere de grandes sumas de dinero para su realización, una inversión que solo se puede recuperar con modelos de negocio innovadores que no dependan solo de la taquilla de las salas de cine.

Si el cine pasa por un mal momento en lo que se refiere a la recuperación económica, la televisión nacional atraviesa también una crisis, enfrentando problemas de rating y de pauta publicitaria. El número de producciones ha disminuido y los canales compran enlatados internacionales para llenar parrilla. Por otra parte, el futuro de la televisión pública es incierto, especialmente por las fuentes de financiación. La competencia internacional es cada vez más feroz, tanto para la televisión privada como para la pública, que está más desprotegida.

Durante muchos años otra buena fuente de trabajo para egresados audiovisuales ha sido la publicidad, pero con la llegada de los medios digitales, sus ingresos también han disminuido. Se acabaron aquellos tiempos en los que las empresas invertían e incluso despilfarraban grandes sumas de dinero en campañas publicitarias. Los públicos están segmentados en múltiples plataformas y el mercado del entorno digital aún es difuso.

De momento, un sector que parecería tener una buena proyección, es el de servicios para producir películas (Ley 1556) y series internacionales en Colombia. La mayor parte de estas producciones son de empresas de los Estados Unidos como Netflix y HBO. Este es un mercado muy interesante para la generación de empleo, porque demandan una gran cantidad de mano de obra y por tiempo prolongado, especialmente las series. Durante los tres o cuatro últimos años, vimos aumentar las producciones internacionales rodadas en Colombia. La firma del acuerdo de paz hizo que muchos extranjeros, turistas y empresarios por primera vez empezaran a venir a Colombia, sin embargo, no sabemos cuál será el impacto de la decisión del gobierno de Donald Trump, que volvió a endurecer las medidas hacia el país. Se incluyó a Colombia dentro de la lista de los países más peligrosos para viajar, al aplicar al sistema de alerta de viajes la etiqueta K, que significa riesgo de secuestro o ser tomado como rehén. La medida parece más bien responder al ánimo electoral de los Estados Unidos y no augura buenos vientos para nuestro país, hasta que pasen las elecciones.

Otra posibilidad para los profesionales audiovisuales es el emprendimiento y la creación de empresa, pero habrá que esperar a ver la efectividad de los incentivos del gobierno para la economía naranja. En años anteriores, las entidades financieras o crediticias han sido escépticas y les ha costado entender cómo funcionan las industrias creativas, veremos si en la actual administración cambia este panorama. Las empresas de estas industrias funcionan por proyecto, suelen tener equipos de trabajo pequeños y solo crecen para hacer la producción de un proyecto, volviendo a reducirse cuando este concluye, es imposible pretender que aumenten su nómina de manera permanente porque las haría inviables.

A pesar de este panorama complejo, también hay que decir que vivimos un momento en el que los contenidos son cada vez más importantes y se hacen muchas más producciones. Las productoras nacionales e internacionales no paran de buscar buenas historias en todos los géneros y formatos y para su realización, encuentran que no hay suficientes profesionales y técnicos especializados en áreas como la asistencia de dirección o cámara, gerentes de producción o locación, productores de línea, diseñadores de producción, vestuaristas, maquilladores, utileros, editores, script, contadores, supervisores de postproducción, efectos especiales VFX, promoción, mercadeo, entre otros cargos.

Es muy importante tener en cuenta que las formas de producción, distribución y circulación de contenidos cambiaron radicalmente en los últimos veinte años. Los desafíos provocados por la revolución digital y sus efectos en lo audiovisual son muy grandes, mucho más ahora que nuestra cultura mediática es tan diversa. Aún es prematuro predecir la dirección de su evolución y a muchos profesionales de la industria les está costando encontrar la forma de destacarse con tantos proyectos en producción. Por otra parte, las universidades se han quedado atrás en sus programas y todavía se preguntan qué deberían ofrecer a sus estudiantes en este nuevo contexto, sobre todo ahora, que los nuevos medios están impactando las descripciones de puestos de trabajo y demandan nuevas competencias.

Dentro de todos estos cambios, lo que permanece es la importancia de la narración, las clases de dramaturgia son centrales para la construcción de buenas historias, pero los escritores deben tener la capacidad de expandir su conocimiento a lo digital y a nuevos medios como la realidad virtual o la realidad aumentada. Estas nuevas narrativas requieren de teoría y práctica, una estructura interdisciplinaria que permita comunicación entre las diferentes áreas del conocimiento para obtener mejores resultados, más acordes con la realidad. Existe la necesidad de una comprensión interdisciplinaria de los proyectos y de incentivar la co-creación, el funcionamiento no lineal en los procesos de creación y producción, la narración transmedia e incluso el espíritu empresarial, para que los estudiantes estén más preparados para los mercados digitales en evolución. La ventaja de los nuevos medios y el mundo digital es que han permitido expandir las posibilidades laborales por fuera del cine, la televisión y la publicidad, a otras áreas como los videojuegos, la arquitectura, la historia, los deportes y la medicina, entre otras. Sin embargo, hacen falta muchas más investigaciones en medios digitales para crear experiencias y narraciones únicas para el usuario que permitan conocer el impacto de la cultura digital en los individuos y en la sociedad.

Fuente: Blog Jaime Tenorio