Ivana Contreras y Julián Romero son los  emprendedores colombianos  que fundaron Ventuno, una marca de calzado que emplea a 50 familias venezolanas y colombianas en Cucutá, Norte de Santander.

Sus fundadores destacan que detrás de Ventuno hay más de 50 familias beneficiadas, entre las que están familias venezolanas y colombianas, además de que ya cuentan con seis fábricas y los insumos para el calzado son comprados a empresas nacionales. 

“Inicia la pandemia y ya íbamos a inaugurar, sin embargo eso no nos detuvo. Fue un impulso más. Hubo miles de imprevistos, pero gracias a Dios pudimos sacar todo a flote”, asegura Julián Romero, cofundador del emprendimiento.

En menos de un año de operaciones, la marca ha realizado envíos a las principales ciudades del país, así como a algunos países latinoamericanos, Canadá y Estados Unidos.

La capital nortesantandereana es una ciudad fuerte en la industria del calzado, pero ha tenido que enfrentar una tasa de informalidad laboral que ronda el 70 % y una de desempleo cercana al 30 %, sumado al fenómeno migratorio de población venezolana que llega al país.

Por esa razón, Ivana y Julián aseguran que  su emprendimiento  es también una herramienta para generar empleo y oportunidades en un momento difícil en términos económicos y sanitarios.

“Uno de los retos fue encontrar cómo manejar buenos insumos sin que se incrementen los costos, ofrecer un producto de calidad a un buen precio, que vaya de la mano con la economía y la situación. Ese es el principal objetivo: calidad, moda y economía”, agregó Julián Romero. 

En el marco de la  transformación tecnológica  y aceleración del comercio electrónico que trajo la pandemia, Ventuno decidió apostar por un modelo digital en el que las ventas se hacen de manera virtual. 

Aunque el desempeño digital ha sido notable y Ventuno reúne actualmente más de 5.000 clientes, la meta para el 2021 es abrir la  primera tienda física  en Cúcuta.

Además, esperan seguir fortaleciendo su enfoque de sostenibilidad y protección del medioambiente mediante despachos en los que no se utilizan bolsas plásticas y cajas para envíos de cartón reciclable y biodegradable. 

“Tenemos maquinaria y técnicas de elaboración que nos permiten ahorrar lo máximo del material para así no generar tantos desperdicios. En la industria de calzado se presenta ese problema, desperdicio de materiales”, concluyó Romero. 

Tomado de: Dinero