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Qué esperar de un tratamiento cosmético contra la alopecia

La definición de cosmético se restringe la posibilidad de que una loción o champú pueda combatirla. No obstante, estos productos sí pueden ser útiles para frenar su avance.

En el antiguo Egipto ya se empleaban remedios para combatir la alopecia. El pelo es un componente influyente en la vida social del ser humano y una alteración en el mismo suele ser motivo de preocupación para los pacientes, que buscan opciones de tratamiento de fácil acceso, que prometan efectividad y con ausencia de efectos secundarios indeseables.

Aunque existen autoridades que trabajan para regular la seguridad de los productos cosméticos y su publicidad, “todavía existen productos que emplean una terminología engañosa y que pueden llevar a confusión, así como anuncios de tratamientos milagrosos”, advierte Rocío Gil Redondo, dermatóloga tricóloga y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología. En general, los productos cosméticos en los que no hay un equilibrio entre lo prometido y el resultado obtenido “son champús, lociones y nutricosméticos”. Según cuenta, el motivo por el que no funcionan en las alopecias es “porque no contienen un principio activo farmacológico que tenga un efecto farmacológico, inmunológico o metabólico que restaure, corrija o modifique las funciones fisiológicas o fisiopatológicas de la alopecia”.

Del mismo modo opina Marta Rubio Lombraña, dermatóloga tricóloga en las clínicas Indautxu y Clínica Euskalduna, en Bilbao, que sostiene que “el ejemplo más claro de producto engañoso es el de los champús anticaída”. Para ella, estos productos no tienen una absorción suficiente como para actuar a nivel del folículo, “por lo que no tienen ningún impacto en la alopecia”.

Tratamientos médicos y cosméticos

Dentro de los tratamientos capilares, se deben diferenciar los que son médicos de los que son cosméticos. Los primeros requieren prescripción médica “y han demostrado eficacia en frenar la caída del pelo y en mejorar la densidad”, afirma Rubio. Los segundos se encuentran al alcance de cualquier usuario “y pueden mejorar el aspecto del pelo”.

El uso de la biotina, ejemplifica, “tiene efecto en mejorar alteraciones estructurales del pelo, ya que aumenta la elasticidad y engruesa las cutículas, fortaleciendo la fibra capilar”. No obstante, “no frena la caída. Esto es lo que sí podemos esperar de estos productos, es importante tener clara la diferencia”, determina.

Para delimitar más claramente qué podemos esperar de los tratamientos cosméticos para la alopecia, Gil sugiere recurrir a la definición de producto cosmético de la Agencia Española del Medicamento: “toda sustancia o mezcla destinada a ser puesta en contacto con las partes superficiales del cuerpo humano con el fin exclusivo o principal de limpiarlos, perfumarlos, modificar su aspecto, protegerlos, mantenerlos en buen estado o corregir los olores corporales”.

Al margen de una mejora superficial, las principales consecuencias que pueden tener los tratamientos cosméticos engañosos son “un aumento de la frustración al no conseguir los resultados esperados y la pérdida de dinero y de tiempo, con el consiguiente avance de la alopecia”, afirma la tricóloga. Aunque, en ocasiones, “puede existir un cierto efecto placebo con el que el paciente nota una mejoría, a pesar de que el tratamiento no sea del todo eficaz”.
Identificar lo que no sirve

“El uso del concepto ‘anticaída’ es muy popular en productos cosméticos y en muchos casos genera confusión”, indica Gil. Para descartar productos engañosos, la experta recomienda “sospechar de etiquetados que muestren un lenguaje muy técnico de difícil comprensión para el usuario y también de aquellos que ofrezcan resultados muy rápidos y muy llamativos”. Según explica, toda intervención sobre los problemas de alopecia requiere de meses para notar mejoría (también los tratamientos médicos), “ya que el pelo tiene un ciclo fisiológico largo”.

Por su parte, Rubio considera que es muy difícil que el paciente pueda diferenciar los tratamientos engañosos de los adecuados, por lo que su recomendación es “consultar con un especialista en alopecia, es decir, un dermatólogo tricólogo, y evitar comprar productos ni realizar tratamientos por iniciativa propia”.

Suplementos alimentarios, mejor si van prescritos

Otros tratamientos que la experta señala como engañosos son la carboxiterapia, la ozonoterapia o los masajes capilares; porque “carecen de evidencia científica y sentido lógico”. Factores locales, como el calor y el masaje, “pueden aumentar la microcirculación del cuero cabelludo y tener un pequeño efecto en estimular el crecimiento del cabello. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que puedan frenar una alopecia o que sean válidos como tratamiento único”.
En el caso de las pastillas anticaída, Rubio tampoco las considera una buena opción si se administran sin la supervisión de un médico. Se trata de aquellos complementos alimenticios que combinan distintos principios activos como vitaminas, aminoácidos, antioxidantes y oligoelementos.

“Si la causa de la caída de pelo es un déficit en alguno de estos componentes, sí pueden mejorarla. El problema es que cuando una persona compra por su cuenta y sin prescripción médica uno de estos suplementos, ni sabe si tiene alguna carencia ni sabe lo que está comprando”, apunta.

Bajo su punto de vista, “habría que hacer una analítica sanguínea y, en caso de déficit de ferritina, vitamina D o algún otro compuesto; suplementarlo de forma específica”.

Frenar el proceso

Actualmente “existen tratamientos eficaces para controlar algunos tipos de alopecia, e incluso mejorarlas parcialmente”, señala Gil. Se sigue investigando, pero “a día de hoy no existen cosméticos o fármacos que curen de manera definitiva la gran mayoría de formas de alopecia, sino que lo que consiguen es frenar el proceso”.

Fuente: Correo Farmacéutico